domingo, 15 de marzo de 2009

Control de Lectura 11


Reseña 11

OROZCO, Guillermo, El maestro frente a la influencia educativa de la televisión, Fundación SNTE, 1998.

Este texto del doctor Orozco es, para los fines del módulo, una recapitulación de las ideas centrales que él ha venido desarrollando sobre el binomio educación y televisión (TV). Estas ideas han sido vertidas en una guía dirigida a los maestros de educación básica. Un primer comentario sería el siguiente. Son pocos los especialistas que se preocupan por la educación de manera, digamos, orgánica, dada la dimensión del problema educativo de México; y menos aún, son aquellos que escriben libros destinados a contribuir a la formación y actualización de ese gremio al que hoy día se le subestima y desvaloriza socialmente: lo profes de primaria y secundaria.
En México, como en casi todos los países del mundo, la TV ha tenido desde sus inicios a defensores y detractores. Entre estos últimos debemos contarnos los maestros, para quienes la TV ha sido una enemiga de nuestro trabajo. La hemos rechazado por su frivolidad, por la poca calidad de sus programas, por el sesgo de sus informaciones. Y ese rechazo ha tenido también su razón en la manera particular en que Televisa ha representado la realidad y el rostro de México. La exclusión en la pantalla de grupos sociales, civiles, gremiales, se hizo durante décadas. La realidad social no importaba, había y hay que hacer telenovelas, programas de entretenimiento, o los de poca producción (como los partidos de fut, que sólo requieren el traslado de las cámaras). Y por último, la identificación de la empresa con el poder y el dinero. Las cosas han cambiado, es cierto.
Como toda guía, ésta señala los pasos que el maestro debe seguir con el propósito, precisamente, de cambiar la óptica sobre su manera de pensar y de actuar frente a la TV. Acompañada de viñetas (monos) intenta hacer más atractiva, comprensiva y hasta divertida la lectura del texto. Contiene, además, una serie de actividades para reflexionar sobre ciertas ideas y para reforzar conocimientos. En este sentido debe resaltarse el esfuerzo por acercar a los maestros a los problemas que les plantea la televisión en el aula y su relación con los niños-televidentes, desde el paradigma de la Educomunicación.
Mediante la guía el maestro empieza por focalizar las preocupaciones (valoraciones) en relación con la TV misma, con los niños y el propio maestro, y por reconocer los síntomas que muestran los niños, por el tipo de TV que ellos ven. Este es como un primer acercamiento al tema a partir de las propias opiniones del maestro.
Uno de los temas centrales que explora la guía es el conflicto educación-televisión. Orozco ofrece una serie de puntos que permiten encuadrar este conflicto:

  • Su capacidad para entrometerse en la vida cotidiana.
  • Su oferta no es lo más conveniente para los niños.
  • El problema es que no hay opciones, y existe una creciente homogeneización de los programas y entre las televisoras.
  • Distrae de hacer otras cosas: ejercicio, jugar al aire libre, platicar.
  • Consecuencias físicas como inmovilidad.
  • El papel de los dueños con intereses económicos y su escasa o nula responsabilidad educativa.
  • La programación incita al consumismo, a la violencia, a las drogas…

Como dice Orozco: “quizá una de las sensaciones mayores de los maestros con la televisión es que mientras gusta tanto a los niños, es tan vista, los divierte, los atrapa, los seduce, los profesores no saben exactamente qué hacer para que no les afecte negativamente” (p. 33).
Pareciera elemental tener que decirles a los maestros que el aprendizaje no es necesariamente el producto de un esfuerzo sistemático, que cualquier experiencia puede arrojar aprendizaje y que éste se realiza de diversas maneras. Sin embargo, los maestros no lo reconocen, pues el discurso magisterial sólo acepta un tipo de enseñanza y de aprendizaje, ese que ocurre en la escuela, que muchas veces es unidireccional, aburrido y autoritario. Los maestros debemos llegar a reconocer (y las autoridades también) que, en nuestros días, es muy difícil hacer que la escuela se mantenga como la institución educativa por excelencia. En un entorno cuyo paisaje está poblado por medios que cada vez más se hacen presentes en la vida diaria de las personas, y que para muchas es el único contacto con el mundo, los maestros no podemos seguir sosteniendo la tesis de la escuela como única y verdadera institución educadora. Por supuesto que los maestros sabemos que existen otras instituciones mediadoras de la educación como la familia, los amigos, el entorno comunitario, etcétera, pero no les damos ni tampoco asumen la importancia ni el lugar que deberían tener y ocupar.
El apartado dedicado a los efectos de la TV me ha parecido muy interesante pues son aspectos que los maestros desconocemos. Vale la pena relacionar cada uno.
a) Desplazamientos: Un aspecto a destacar son las actividades que los niños dejan de hacer por estar en contacto con la televisión, cosa que no puede achacarse por completo a este medio. Pero veamos algunos elementos de este desplazamiento. Los padres por lo general trabajan. Los niños permanecen buen número de horas solos o acompañados por adultos que ya no están en condiciones de cuidarlos, como pueden ser los abuelos. A la gran mayoría de los niños les gusta ver televisión de manera cómoda, sentados o acostados, disfrutando de refrescos, papitas, golosinas, etc. El hecho de permanecer frente a la TV durante 4 o 5 horas al día, hace que el niño no emplee su energía en actividades como el juego en toda su variedad. Hoy tenemos problemas serios de una infancia que tiende a la obesidad, y a la alimentación chatarra.
b) Alteraciones del ritmo cognitivo. Este es un aspecto positivo que tiene en los niños la televidencia. Los niños de hoy comprenden mucho mejor el lenguaje audiovisual de diversos medios, no sólo de la TV. Recordemos que el lenguaje audiovisual “acelera el ritmo de la percepción a la vez que lo expande” (p. 40), ya que interpela a diversos ámbitos cognoscitivos.
c) Estimulación informativa. Nunca como ahora los volúmenes de información están intercambiándose de una pantalla a otra, de un medio a otro. Los niños actuales saben sobre muchas cosas y están enterados de muchas más que los niños de generaciones pasadas.
d) Estimulación afectiva. Ver televisión tiene que ver con gustos, con sensaciones, con emociones, con divertirse, con relajarse. Es una relación esencialmente emotiva. Sin embargo, como dice Orozco, no hay que quedarse ahí sin dar el paso de lo emocional a lo racional.
e) Provisión de estereotipos. Los estereotipos son, por definición, reduccionismos sobre individuos, grupos e interacciones sociales. Los buenos y los malos, los blancos y los negros, los indios, el ama de casa, los judíos, los yucatecos, los chilangos, los abogados, etc., son ejemplos de estereotipos. Uno de los estereotipos más preocupantes de la TV, señala Orozco, es su representación de los conflictos, particularmente en las series de dibujos animados y en los videojuegos. La aniquilación del adversario es siempre la salida en este tipo de programas.
f) “Cultivación” de actitudes y disposiciones. Ésta se ejerce por medio de la programación. La TV va ejercitando ciertas actitudes, ideas, maneras de percibir y comprender la realidad, según las representaciones que la propia TV difunde.
g) Provisión de representaciones. La fuente principal de su influencia tiene que ver con la creación de representaciones de aspectos de la realidad, haciendo verosímiles situaciones que parecen reales sin que lo sean. La TV es en sí misma creadora de la realidad, fuente de significados, imágenes, discursos, acerca de la realidad. La verosimilitud sus representaciones es, pues, una característica primordial del lenguaje televisivo
h) Interpelación pasiva de los televidentes. El desafío mayor que actualmente enfrentamos como audiencia es dejar de ser meros espectadores y recipientes, para asumir nuestro papel como interlocutores de la programación televisiva.

La lectura de esta guía me ha permitido reforzar algunos conocimientos y la relación que tiene lugar entre la TV, la escuela, el aula, los niños, los padres, la familia. Como docente debo reconocer que la mediación televisiva, como tema y como objetivo de educación, puede ser un catalizador de nuestras inquietudes y un proceso que nos permita recobrar el papel protagónico en la práctica educativa. Las preguntas que me hago son: ¿a cuántos maestros les llegó esta guía, si hubo algún taller o curso introductorio, cómo se podría evaluar la práctica del maestro que diversifica los aprendizajes de sus alumnos, por medio de la TV? Las preguntas quedan en el aire.

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