domingo, 15 de marzo de 2009

Control de Lectura 12


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Reseña 12

OROZCO, Guillermo, 1998, La televisión entra al aula, México, Fundación SNTE, 1998.

Ya en otros trabajos hemos hecho referencia al proceso de recepción televisiva que, desde la perspectiva de Guillermo Orozco, se designa como “televidencia” en tanto interacción con “los referentes televisivos, con la experiencia y conocimientos de los televidentes, con sus gustos y expectativas, con sus intereses” (p. 33). Son cuatro las operaciones mentales que el televidente realiza frente al televisor:

1. Atención. El televidente pone de sí su capacidad de concentración en aquello que ve y escucha, con el propósito de comprenderlo.

2. Comprensión. Es el resultado de poner atención; esta operación y la anterior son complementarias, y algunas veces una es condición de la otra.

3. Evaluación. Producto de su propia experiencia, el televidente pone en juego su capacidad de concordar la nueva información con aquella que es producto de asimilaciones anteriores.

4. Almacenamiento. El televidente guarda nuevas informaciones como producto de las operaciones anteriores. Algunas las conserva durante “corto plazo” y otras a “largo plazo”.

Estas operaciones mentales que realiza el televidente en tanto sujeto en actividad, las realiza en un contexto determinado: social, familiar, escolar, comunitario. Todas estas esferas de interacción del televidente, refuerzan o confrontan los significados que él mismo ha elaborado en su televidencia. Guillermo Orozco aclara esta idea: “ver televisión (TV) es un largo y complejo proceso que antecede y prosigue al acto mismo de estar frente al televisor” (p. 36).

Es un proceso largo en el sentido temporal, pues hoy día las nuevas generaciones han nacido y morirán en una constante interacción con la TV (4.5 hrs. diarias para un niño y 3 hrs. para un adulto, de ahí que se le considere la tercera actividad que más hacemos, luego de dormir y comer). Y es un complejo proceso mental, simbólico, social, que se inicia en el sujeto, que continúa en la relación con otros sujetos, y que se lleva a cabo en distintos escenarios de la vida cotidiana.

Esta es la idea que Orozco quiere ponderar: la TV entra al aula, pues ésta es traída a la escuela por los alumnos, viene con ellos. Para quienes somos docentes podemos identificar el tipo de consumo mediático que realiza la mayoría de nuestros estudiantes. Hay programas, conductores, artistas, música, canales, horarios, que ellos disfrutan como audiencia; expresiones que reproducen de lo visto y/o escuchado en la publicidad, o por algún actor cómico del momento. Y todo entra en el aula, pues hasta ella llegan los personajes, las “caricaturas”, los dichos, e incluso, las formas de representar, conocer y sentir.

Para el autor “el desafío televisivo con las comunidades de apropiación es lograr que haya cada vez más comunidades donde la televisión constituya un objeto de análisis, comentarios y fuente de insumos para la comunicación y formación de los involucrados en cada comunidad” (p. 40). Es evidente que buena parte de la televidencia que se realiza fundamentalmente en el hogar, es todo lo contrario. Me explico.

Yo siempre he dicho que si quiere ver cómo los miembros de una familia que está reunida y conversando en la sala de su casa, puede ser interrumpida, sólo basta con prender la TV. Lo que hace falta, entonces, según lo plantea Orozco, es que la televidencia se convierta en un proceso “necesariamente mediado”. Una mediación que vaya de los adultos hacia los menores, de los miembros más alfabetizados audiovisualmente, a los menos. En el aula es lógico pensar que toca al maestro la mediación entre la TV y los alumnos, es él quien debe valerse de las formas y los contenidos que son apropiados por sus alumnos en el proceso de televidencia, con propósitos educativos.

Para poner en juego esta mediación, Orozco propone algunas estrategias para “una educación televisiva de las audiencias” (p. 51), que están orientadas por el enfoque, el ámbito y el método. Veamos cada una de ellas.

Por el enfoque:
  • Estrategias enfocadas en la TV misma, como medio o como contenido.
  • Estrategias enfocadas en el proceso de ver TV, en los escenarios o en las comunidades de apropiación.
  • Estrategias cuyo foco es el propio televidente.
  • Estrategias que se enfocan hacia los “resultados” del ver televisión.

Por el ámbito:

  • Son aquellas estrategias que ponderan el ámbito donde han de llevarse a cabo: la educación formal, informal, grupal, no formal, etc.

Por el método:

  •  Las estrategias pueden ser aplicadas desde lo que Orozco llama el método formal, es decir, de manera seria, hasta métodos más flexibles y heterogéneos, como lo puede ser el lúdico.

Esta guía, dirigida a los maestros de educación básica, propone el uso de estrategias lúdicas para trabajar con los niños. Se trata, como dice Orozco, de que la mediación del docente se convierta en verdadero aprendizaje y no sólo en un pasatiempo. Por ello, el maestro deberá “empaparse” de los programas que ven los niños, analizar su estructura, sus contenidos, los personajes, las maneras de comunicarse, las claves, los secretos.

La guía me parece un esfuerzo que debe valorarse y apreciarse. Sin embargo yo me hago las siguientes preguntas: ¿Será suficiente con la lectura de estas Guías, como los maestros podrán realmente aprender a mediar entre la TV y sus alumnos?, ¿no se requiere también de estrategias propiamente pedagógicas que concilien contenidos de la TV con el currículo escolar?, ¿es necesario que esta mediación sea evaluada por alguien?, ¿cómo conoceremos los resultados?, ¿qué tanto, y esto es lo importante, van a aprender los alumnos? En fin, trato de evitar caer en el pesimismo, pero para quien conozca las actividades y características de la práctica docente del magisterio, sabe de las limitaciones (horarios, programas, libros de textos, etc.) y de las presiones (de directivos, supervisores, padres de familia) que tienen lugar en la escuela, cuando se trata de introducir el más mínimo cambio. La escuela, como hemos visto en el módulo, es una institución muy conservadora.

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