viernes, 25 de enero de 2008

Control de Lectura 5

Crovi Druetta, Delia, 2005, "Educar en la era de las redes. Nuevos medios para enfrentar viejos desafíos", en: Educar en la era de las redes, México, UNAM-FCPyS, (pp. 61-81).

La autora señala que casi al término del siglo XX se dieron a conocer dos documentos por parte de la UNESCO relacionados con la educación: El primero, coordinado por Jacques Delors (La educación encierra un tesoro, 1996) expone los cuatro pilares de la educación del siglo XXI, a saber: aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser. El segundo documento es la “Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y marco de acción prioritaria para el cambio y el desarrollo de la educación superior” (1998).

Respecto del primero, Crovi nos dice que varios de los planteamientos ahí expresados, se reflejaron en los programas educativos de instituciones de América Latina y otros países del mundo.

El segundo documento hace mención de las transformaciones que ha traído consigo la convergencia tecnológica, y que ponen en el centro de los sistemas educativos, de producción, servicios y relaciones sociales, a las redes y los procesos de virtualización, como la base para arribar a la sociedad de la información y el conocimiento. Este proceso es promovido por diversas instituciones de carácter internacional (Banco Mundial, la OCDE, el BID, etc.) que establecen una serie de medidas que deberán implementarse en los países más atrasados, para recibir apoyos financieros de dichos organismos.

En términos generales el documento de la UNESCO señala cuatro ejes para la “nueva educación superior: pertinencia, calidad, administración, financiamiento y cooperación” (p. 65). Se trata, al menos esa es la intención manifiesta, de articular las necesidades de los países y regiones, el mejoramiento de sus instituciones, la cooperación entre éstas y la integración de diferentes sectores que garanticen una educación pertinente y de calidad.

A partir de estos cuatro ejes se despliegan una serie de temas que deben ser analizados a partir de la comunicación educativa. La autora propone cinco ejes que son: “1) La mediatización tecnológica, 2) cambios en los actores del proceso educativo, 3) integración de comunidades virtuales de enseñanza, 4) igualdad y equidad en el acceso, y 5) evaluación de la calidad educativa” (p. 65).

Delia Crovi explica que la influencia de las innovaciones tecnológicas puede analizarse desde dos vertientes: el enfoque crítico, que está haciendo una revisión del concepto de comunicación educativa y que ha hecho aportes fundamentales desde la región latinoamericana, y el enfoque instrumental, que considera que la tecnología es determinante en los procesos educativos, particularmente, en la era de las redes.

La educación apoyada en redes ha traído consigo una nueva visión del profesor. Éste deberá actualizarse y adaptarse al nuevo tipo de educación, pues ahora será evaluado según el manejo que haga de las redes, sus contenidos y la capacidad de enseñar en la virtualidad. Será también un profesor-investigador, actividades que anteriormente se concebían como separadas una de la otra, y apartadas de la realidad institucional y social.

En cuanto a los alumnos, vistos éstos como el centro del proceso de enseñanza aprendizaje, se les pide desenvolverse en una situación de autoaprendizaje y pagar el coste de sus estudios, que se inscribe en la lógica de la privatización de la educación. Como ejemplo podemos ver la explosión de universidades privadas (corporativas, empresariales, etc.) que se han asentado en México, en la última década. Pero también están ahí las universidades públicas que ofrecen una amplia gama de cursos en línea, casi al gusto del cliente, con el propósito de generar recursos.

Si bien la “Declaración mundial sobre educación superior en el siglo XXI” señala la necesidad de lograr un acceso igualitario y equitativo a los sistemas de redes, lo cierto es que los enormes rezagos que hay entre economías desarrolladas y atrasadas, entre países ricos y pobres, hace muy complicado el logro de esos propósitos.

Bruno Olivier (2000) ha puesto un ejemplo impactante: “En el plano internacional la desigualdad tecnológica aumenta cada vez más. Recordemos que mientras California gasta 400 millones de dólares remplazando los computadores de su sistema escolar, en todo el Tchad sólo existen nueve viejos PC. Cuando estos dos países hayan respectivamente doblado, triplicado o centuplicado su material, e incluso si los programas de cooperación centuplican el parque informático tchadiano, la diferencia entre ellos será cada vez mayor”.

La pregunta que podemos hacernos es si las intenciones pueden convertirse en realidades, si los países de las econocías centrales quieren pasar de lo declarativo a las ayudas concretas, si existe el compromiso de las instituciones de aplicar los recursos de forma equitativa y responsable.

1 comentario:

Adán Castro Acosta dijo...

Le agradezco las observaciones. Por lo pronto trato de ponerme al corriente con las lecturas.

Por otra parte, estoy echando un vistazo a sus cuatro blogs, están interesantes.